Tatuajes, Tattoo, Tattaw, marcas sobre la piel
"...Manchan sus cuerpos pinchando la piel con instrumentos pequeños hechos de hueso, que estampan o mezclan con el humo de una tuerca aceitosa...En esta operación, que es llamada por los naturales "tattaw", las hojas dejan una marca indeleble en la piel. Se realiza generalmente cuando tienen cerca de diez o doce años de edad, y en diversas partes del cuerpo..." con este relato de su viaje por las costas de Tahití y Nueva Zelanda, un tal Banks-científico de la tripulación del capitán Cook- introdujo en Europa, en 1771, la palabra "tatuaje" del vocablo polinesio "ta", que significa golpear (en este caso, referido al golpeteo del objeto filoso contra la piel). Fueron los marineros de Cook quienes instalaron la costumbre de tatuarse entre los hombres de mar.
Sin embargo, la práctica de realizar grabados indelebles en la piel ya estaba instalada en épocas mucho más remotas. En 1991 se halló dentro de un glaciar una momia de un cazador del período neolítico con su espalda y rodillas tatuadas. Antes de este descubrimiento, el ejemplo más antiguo de una persona tatuada era la sacerdotisa egipcia Amunet, quien se supone había vivido en Tebas por el año 200 a.C. Sus tatuajes, al igual que los del cazador, eran simples: hechos de puntos y rayas.
Magia, religión, guerra, castigo. Fueron distintos los móviles que llevaron a los hombres a dibujar símbolos en su cuerpo. Hace unos 4 mil años, los egipcios relacionaban la costumbre de tatuarse con los aspectos sensual, erótico y emocional de la vida. En general lo realizaban las mujeres y era un proceso muy doloroso en el que los hombres demostraban su valentía. Los trazos de los diseños eran gruesos y de color negro, similares a los tatuajes tribales que se realizan actualmente.
Los polinesios fueron los primeros en el tatuaje artístico: los diseños geométricos eran embellecidos y renovados durante toda la vida del individuo. Con frecuencia, llegaban a cubrir el cuerpo entero. Para ellos, el tatuaje tenía un profundo significado cultural y social. En el año 450 a.C. desde la Polinesia comenzó una migración que se extendió hasta Nueva Zelanda, donde se desarrollaría el estilo Moko, asociado a los rituales y a la creencia religiosa en el tatuaje y su poder.
El tatuaje también fue usado en las guerras, para asustar al enemigo en el campo de batalla. En las antiguas poblaciones británicas, los guerreros se tatuaban la cara y ciertas partes del cuerpo y, al parecer, lograban atemorizar a sus oponentes. También utilizado como castigo, en la antigüedad se tatuaba a las personas acusadas de sacrilegio. Griegos y romanos tatuaban a sus prisioneros. Al extenderse el cristianismo, en el Imperio Romano se fue abandonando el tatuaje de criminales y esclavos. Los cristianos no aceptaban los tatuajes: si Dios había creado al hombre a su imagen y semejanza, era pecaminoso que el hombre intentara alterar su imagen. Fue el emperador Constantino quien emitió un decreto prohibiendo esta práctica. Sin embargo, existen registros de crucifijos tatuados en los pechos de soldados de las Cruzadas, quienes al grabarse ese símbolo buscaban asegurarse un entierro cristiano.
En Norteamérica, el tatuaje tuvo su auge durante la Guerra Civil. Uno de los primeros tatuadores fue C.H. Fellows, aunque el primer estudio profesional lo abrió Martin Hildebrant, un inmigrante alemán radicado en Nueva York. La máquina de tatuar fue inventada en 1891 por Samuel O'Reilly. Y la mayoría de las imágenes iconográficas de Estados Unidos se originaron en los diseños de Lew Alberts, que dominaron los temas patrióticos, sentimentales y religiosos durante unos 50 años. A partir de 1960, el tatuaje se convirtió en símbolo de rebeldía juvenil y de cierto estilo de vida. Hoy, es un producto de moda muy extendido que poco habla de quien lo lleva en la piel.