En España no hubo una transición sino una transacción edulcorada. Como explica Gregorio Morán en El Precio de la transición : "No eran tiempos para afrontar la verdad sino para ocultarla. La estabilidad del sistema democrático estaba vinculada a una serie de falsedades consensuadas con un envoltorio de mentiras en las que se recubrió el sistema. Los medios de comunicación fueron los cómplices y los beneficiarios de una época que da sus últimas boqueadas cuando ya no queda nada que robar ni nada que subvencionar". Los herederos de Franco continúan en los altos cargos de la judicatura de Estado y escondidos también en muchas instituciones como las deportivas.
Lucas Osorio Iturmendi, uno de los tres integrantes del Comité de Competición de la Liga de fútbol española, que imparte justicia en el campeonato, es hijo de uno de los ministros franquistas responsables de la matanza de Vitoria y pesa sobre él una orden de captura internacional por crímenes contra la humanidad. La policía española no detuvo a los 20 cargos franquistas como pidió la Interpol. El Estado español alegó ante la secretaría general del organismo y consiguió que retiraran el código rojo. Tuvo que ser una jueza argentina la que solicitó su arresto porque en España no se juzgan los crímenes cometidos por el franquismo sino que se premian.
El Comité de la liga de fútbol se elige por dedocracia, como ocurre en todo el deporte español, ya que sus dirigentes tienen miedo a la democracia. El deporte de un país vale lo que vale su prensa deportiva. Y en España prima una basura mediática al servicio del poder que imposibilita que los aficionados lo recuperen. El aficionado paga pero no manda. En el premonitorio libro La gran estafa del fútbol español de Alex J.Botines se explica cómo los hinchas iban poniendo su dinero en manos de otros que hacían con él lo que querían y que esto amamantaba al establishment.
Un establishment deportivo representado en un Comité de Competición que toma decisiones muy importantes y que pone las sanciones a jugadores, aficiones y clubes como le da la real gana. Sus resoluciones generan controversias y sus responsables parecen personajes salidos de la cinematografía de Berlanga. Sin tirar de demasiado ingenio podríamos imaginarnos al Comité de Competición representando aquella escena de la Escopeta Nacional: "Si tú, dado el interés nacional del aparato, me apoyas un poco, entonces nos podríamos llegar a forrar sustanciosamente todos"
Sólo con la ficción de la Escopeta Nacional se pueden entender las decisiones de los últimos años.
- 0 al Real Madrid por la pancarta 'Mou, tu dedo nos muestra el camino', que además fue exhibida en el programa de Punto Pelota de Josep Pedrerol.
- 10 partidos, 7.000 a Pepe por agredir de manera continuada a un rival y 900 al Real Madrid
- 600 a Mourinho por meterle el dedo en el ojo a Tito Vilanova.
- 1.500 por un botellazo a Neymar
- 2.000 a un jugador del Jaén por una camiseta de apoyo a niños con cáncer
- 3.000 a Kanouté por mostrar una camiseta de apoyo a Palestina
- 75.0000 al Sevilla por cánticos ofensivos y cierre de 4 partidos a parte del gol Norte del Sánchez Pizjuán.
El otro caso es el del Comité de Antiviolencia que propone sanciones de 120.000 a Cádiz, Sevilla, Deportivo por apoyar y favorecer actividades de sus hinchas, 30.000 a Osasuna por dejar que se distribuyeran folletos sobre represiones policiales contra hinchas...
Los aficionados no sólo son maltratados con horarios y precios sino que son tratados como delincuentes. La Escopeta Nacional del Comité de Competición, de Tebas, de Antiviolencia dispara contra los hinchas y hace lo que quiere con el fútbol español.