Periodistas deportivos anunciantes de casas de apuestas
Cada vez son más los periodistas que utilizan su imagen privilegiada y jerárquica dentro del starsystem mediático para hacer un anuncio comercial y emplear su valor y credibilidad para lucrarse con una actividad comercial (la publicidad) incompatible con el servicio público (el periodismo). El uso de esta imagen de periodista-anuncio se está extendiendo en todos los ámbitos.
El público conoce a estos periodistas celebrities por su trabajo y rigurosidad. Este periodista-anuncio se hace valer de esta fama o reconocimiento como periodista con credibilidad para publicitar un servicio comercial, a pesar de tener una responsabilidad social, y que como periodista debe regirse por una ética.
Como doctorando en medios, comunicación y cultura debo ser crítico y cuestionar las relaciones de poder, y me parece esencial abrir un necesario proceso de reflexión y debate sobre los medios de comunicación y el papel que debemos jugar los periodistas en ellos. Hace falta democratizarlos con un control por parte de los ciudadanos. Creo que un periodista no debe comercializar su imagen para propósitos ajenos al periodismo. Como explica el profesor de la Universitat Pompeu Fabra: "Todos los códigos deontológicos prescriben la incompatibilidad entre el periodismo y la publicidad, pero las organizaciones profesionales no han logrado garantizar su cumplimiento". Según el catedrático Díaz Nosty: "Los periodistas que trasladan su credibilidad a un producto comercial incurren en la degradación más absoluta que puede alcanzar la profesión periodística". Y para tica Segura: "La práctica del periodista vendedor de publicidad va en perjuicio de toda la dignidad profesional".
Existe una conversión de comunicadores deportivos en hombres anuncio de casas de apuestas. La gran mayoría alquila su prestigio a la publicidad. Los periodistas deportivos han decidido embarcarse a este negocio, a pesar de que la mayoría de casas de apuestas tienen sociedades opacas en paraísos fiscales y nada se sabe de sus propietarios. Pueden desarrollar actividades que son legales en un país e ilegales en otros y sirven como lavado de dinero negro. Diversas organizaciones criminales utilizan estas plataformas para blanquear capitales a escala global. Sin embargo, la incitación a la ludopatía por parte de los periodistas es tremenda. Los anuncios no tienen ningún tipo de regulación y aparecen en entornos que favorecen el juego descontrolado como los descansos de los partidos de fútbol.
Incluso grandes profesionales como Maldini o Áxel Torres, que gozan de buena reputación, no dudan en explotar este filón. ¿Se imaginan a los mejores cirujanos haciendo publicidad para empresas de cirugía estética que estafan? Estos periodistas privilegiados que hacen anuncios publicitarios con ánimo de lucro dañan el prestigio del resto de compañeros que malviven con el periodismo. Al menos programas como El Chiringuito y Los Manolos ya han tenido que pagar 165.000 y 460.000 euros respectivamente de multas por incumplir las condiciones de publicidad de la Ley Audiovisual.
Las autoridades deberían actuar con más firmeza contra este negocio legalizado que es una lacra para el oficio. Un oficio, que se desangra, justamente, por no tener unas reglas con las cuales puedan vivir dignamente de él la inmensa mayoría de periodistas, y no sólo unos cuantos privilegiados. Está en juego nuestra supervivencia. La ética es lo único que garantiza nuestro futuro.