City y Guardiola se prueban de nuevo en regreso a Barcelona
City y Guardiola se prueban de nuevo en regreso a Barcelona
La presencia de Pep Guardiola en Barcelona siempre acarrea máxima expectación en el entorno del club azulgrana, donde el preparador alcanzó el éxtasis futbolístico hace casi un lustro, con la conquista de 14 títulos en sus cuatro temporadas al timón.
Pero su regreso, el miércoles por la tercera fecha de la Liga de Campeones y al frente del Manchester City, conlleva bastante más que una nueva ocasión para el reencuentro con viejos conocidos, ya sean admiradores o detractores de sus tesis futbolísticas y singular estilo comunicativo.
Guardiola no solo trae consigo el espejo del juego que pulió durante años en el Barsa, y que intenta ahora hacer evolucionar en Inglaterra, sino que pondrá nuevamente a prueba la vigencia de su piedra filosofal en ambos clubes.
"Cambiar para ser cambiado", explica a menudo el catalán sobre su idea de vida, tendiente a la exploración continua, curiosa hasta el extremo, indiscutiblemente integradora.
Y bastante ha crecido desde sus tiempos de recogepelotas "culé", luego capitán del primer plantel, y más adelante entrenador-bandera del denominado fútbol de posesión que introdujo previamente en la entidad su gran referente personal, el fallecido Johan Cruyff.
Guardiola volverá a pisar el coloso que hoy rinde culto al astro argentino Lionel Messi, principal punto de unión -junto al central Gerard Piqué y los mediocampistas Sergio Busquets y Andrés Iniesta- entre su etapa y la que ahora comanda Luis Enrique, ex compañero del técnico "citizen", y del que le separan un trato mucho más áspero con los medios y el gusto por un fútbol bastante más directo del marcado por el decálogo cruyffista.
La entidad catalana también ha evolucionado lo suyo desde que, en 2008, Guardiola tomara el relevo de Frank Rijkaard, hiciera purga con las paulatinas salidas de ídolos como Ronaldinho, Deco y Samuel Etoo'o, y edificara el mejor Barsa de la historia entorno a Messi, a quien impulsó al estrellato definitivo.
La magia de aquel equipo quedó inmortalizada en la gala del Balón de Oro de 2010, cuando Iniesta y Xavi Hernández coparon el podio junto al rosarino, eventual ganador. El grupo actual no puede presumir de tal gesta todavía, pero sí del tridente ofensivo de ensueño que forman Messi, el uruguayo Luis Suárez, y el brasileño Neymar.
"La base de los jugadores sigue y su calidad marca el estilo de juego", opinó el martes Guardiola. "Feliz de que Messi se haya recuperado. Es una muy buena prueba para nosotros enfrentar a los mejores y evaluar así nuestro nivel".
Si una asignatura se le puede reprochar, es la de no haber dado nunca con la tecla para rodear a "La Pulga" de cómplices en ataque que supieran convivir con tan particular genio, mientras que sus actuales socios rayan habitualmente la excelencia gracias en parte a la rienda que les otorga Luis Enrique, en su día futbolista más intuitivo que tácticamente disciplinado, con alma de goleador más que armador.
Plenamente consciente de los caprichos del fútbol, el asturiano se centra en resolver el presente con naturalidad y el abundante talento del que dispone. Heredó un Barsa alicaído tras el fallecimiento del sucesor de Guardiola, Tito Vilanova, y el breve paso del argentino Gerardo Martino, y enfocó el discurso en el día a día, desdeñando la nostalgia y la planificación a largo plazo.
"Pep es el mejor entrenador actual y tiene una incidencia bestial en su equipo. El mío es más individual, pero la idea es la misma: hacer disfrutar al aficionado. No hay un partido mejor", terció Luis Enrique.
Las inquietudes de club de Guardiola siempre fueron más allá de los excelentes resultados cosechados, y trataron de solidificar unos cimientos sobre los que pudieran edificar sus sucesores. Pero, tras tocar la gloria, sintió la necesidad de renovar su libreto personal, se tomó un sabático, y asumió en 2013 el reto de transformar al Bayern Munich, que venía de coronarse en Europa de la mano de Jupp Heynckes.
Tres años después, con un palmarés de tres Bundesligas, dos copas, un mundial de clubes y variada crítica, consideró completada su obra y afrontó una nueva aventura en el City, que por ahora lidera la Premier inglesa y, pese a su reciente empate en casa, 1-1 con el Everton, acapara elogios por su vocación ofensiva.
"Como con nosotros antes, Pep les ha hecho cambiar la manera de entender el juego y somos similares", reconoció Piqué. "Con Luis Enrique jugamos mejor al contragolpe, pero nos sigue gustando tener el control de la pelota e imponer nuestro ritmo".
La observación fue compartida en el bando rival por Pablo Zabaleta. "El Barsa no ha cambiado demasiado desde su marcha. Para nosotros todo es nuevo. Estamos disfrutando", subrayó el lateral argentino.
Perdedor por 1-0 en su anterior visita a Barcelona en 2015, el City medirá el nuevo proyecto de Guardiola no solo a su mayor rival hasta la fecha, sino también al mejor reflejo donde evaluar tan ambiciosa metamorfosis.