El ensayo del unicornio
Hoy es de esas noches que la duda se encarga de llenarme de cuestiones, de carcomer mis pensamientos sin dejar pedazo para la conciencia, dando rienda suelta a la reflexión, no me refiero aquel pensamiento que te permite ver todos los ángulos del problema para poder llegar a una solución efectiva, sino, aquella reflexión que es peligrosa ya nos permite llegar a los punto más sensibles de nuestra propia existencia, que te hace cuestionar cada conexión que puedas tener con las personas, con la familia, contigo mismo sobre cualquier decisión que hayas tomado con anterioridad generando tal preocupación como si las consecuencias de aquellos actos estuvieran esperándote a fuera de hogar para darte la golpiza de tu vida.
Sin embargo, existe una duda que sobrepasa a todas las demás, esta que hace retumbar los cimientos de cualquier persona que se considere satisfecha consigo misma, aquel cuestionamiento que hace sentir que cualquier otra pregunta carezca de importancia, ¿Qué hago con mi vida? ¿Estaré haciendo lo correcto? ¿Estoy donde realmente debería estar? ¿Quizá merezca más? O ¿menos?, ¿si quiera alguien se acordara de lo que he hecho?
Esta duda ha provocado que intente buscar algún acto digno, decoroso de ser mencionado en mi pasado que le pueda ayudar a alguien en el futuro, a alguien en su presente, alguien con algo. Sin embargo, solo encuentro oscuridad en esa parte de mi memoria y vergüenza al pensar todos los actos egoístas que cometí y que en este punto me siento con la obligación de enmendar... suponiendo que eso tenga algún sentido transcendental.
En este momento siento que mi alma está partida, el cuerpo desincronizado con mi mente, y la voluntad bastante pegada al suelo, pues esto ha sobrepasado la duda perpetua del libre albedrío, mío y el de cada persona que conozco preguntándome si es que realmente lograremos llegar a ser algo mejor, ¿Qué tal si tuvieras el chance de cambiar solo un poco, un mínimo detalle de alguna decisión pasada? Probablemente la respuesta de muchos sería más que obvia, lo harían sin pensárselo mucho, ¿pero han considerado el riesgo? Que las consecuencias de sus acciones fueron donde se basaron actualmente sus virtudes, y de haber tenido éxito en aquel vergonzoso momento de fracaso probablemente ahora solo serían personas vacías, que no tuvieron la dicha de aprender. O bien existe la posibilidad de haber conseguido riquezas poder, fama; como el poder de una buena o mala decisión es tan enorme que por eso no podemos saber a qué nos atenemos, y que simplemente, sin importar la magia negra que pretendas emplear podrás descifrar el futuro, el monstruoso futuro.
Así mi voluntad se derrumba y es carcomida por la culpa que esta pregunta me genera, se derrumban los ánimos y mi afán de protegerlos tras terrible premisa, cometí el error egoísta, narcisista de poder contenerlos, de creer más en mi propia fortaleza, pero usualmente esa es la primera mentira que nos contamos a nosotros mismos, por lo que tengo que expresar ahora, y dejar que estas palabras retumben en tu mente como campanas indicando la hora exacta, tal vez pecando en el optimismo tu encuentres el sentido, la respuesta a este argumento apócrifo....
¿Qué pasaría si yo fuera un unicornio?
Esta sección contiene notas humorísticas y satíricas que no corresponden a la realidad. Podría no ser apto para menores de 18 años, se recomienda discreción.