Empleado federal castigado en represalia
Un empleado del Servicio de Pesca y Fauna de EEUU fue castigado por su supervisor por negarse a inflar estimados de daños en un criadero de peces tras el paso de una tormenta
Un empleado del Servicio de Pesca y Fauna de los Estados Unidos fue castigado por su supervisor por negarse a inflar los estimados de daños en un criadero de peces en Vermont que era evaluado para reparaciones luego de daños causados por la tormenta tropical Irene en el 2011, concluye una investigación federal.
El supervisor en el criadero White River National Fish Hatchery, en Bethel, impidió que el empleado recibiese asignaciones de trabajo que deseaba y que fuese seleccionado para posiciones a las que aspiraba, luego que se negase a seguir las órdenes del supervisor, dice un informe de la Oficina del Inspector General del Departamento del Interior.
La investigación, completada el 28 de julio y entregada a The Associated Press luego de un pedido bajo la ley de libertad de información, concluyó que el supervisor trató de incrementar el estimado de daños en el criadero añadiendo 6 millones de dólares en mejoras capitales al estimado inicial de 5 millones de dólares. Encontró además que el empleado trató de advertir al supervisor, expresando su preocupación sobre los estimados a numerosas personas.
"Encontramos además evidencia de que el empleado sufrió acciones negativas relacionadas con el trabajo tras su participación en el estimado y que su supervisor había influenciado algunas de esas acciones", dice un resumen del reporte.
El gerente del servicio de Pesca y Fauna negó cuatro pedidos de tareas por el empleado y rechazó cuatro pedidos de posiciones que solicitó.
"Esta secuencia de eventos crea la imagen de represalia", dice el reporte.
El informe entregado a la AP no tiene los nombres de las personas involucradas.
Terri Edwards, portavoz de la Región Nordeste del Servicio de Pesca, dijo que estaban revisando el caso y que no se tomarían decisiones sobre personal hasta que la revisión esté completa.
"Sin embargo, puedo decir que no toleramos represalias y tomamos las acusaciones de represalias muy seriamente", dijo Edwards.
Dijo que después de cualquier tormenta o un acontecimiento similar, existen deliberaciones internas para determinar los costos por daños.
"En este caso, los estimados finales reflejaron acertadamente los daños", dijo Edwards.
Antes de la tormenta tropical Irene, el criadero era usado para producir centenares de miles de especies diferentes de truchas y salmón cada año.
La inundación del 2011 dañó severamente partes del criadero, que fue cerrado.
Con estimados finales de daños en 5,5 millones de dólares, Edwards dijo que las reparaciones fueron hechas por 2,3 millones de dólares, ahorrando al usar equipo y mano de obra propios para completar gran parte del trabajo.
El informe no dice qué motivó la investigación de las acusaciones de represalia, que comenzó en diciembre.
Dice que entre los objetos inapropiadamente listados para reparación estaban 5 millones de dólares para emplazar una "galería de infiltración", que no estaba en operación antes de la tormenta.