Recuerden su nombre: Deyna Castellanos. Un día será la mejor jugadora del mundo. Y es que no había tal irrupción en el mundo del fútbol desde la aparición de Leo Messi a su edad. Tiene sólo 17 años pero ya congrega a las masas en su país: Venezuela. Si la media de espectadores en la liga absoluta masculina en Venezuela es de 4.200 espectadores, en marzo hubo un lleno absoluto de 45.000 espectadores para ver la final del Sudamericano sub-17 femenino. Se batió el récord de espectadores en un partido de fútbol femenino sudamericano y una de las pancartas mostraba la locura por esta jugadora de otra galaxia: "Ni la de Messi ni la de Cristiano, queremos tu camiseta Deyna".
La futbolista venezolana está llamada a la gloria. Posee una relación divina con el balón y con su entorno. Todo lo que pasa por sus pies mejora. Tiene una habilidad y potencia terroríficas y controla los tiempos como pocas. Deyna Castellanos marca goles de bandera con una facilidad pasmosa. Su especialidad son los goles imposibles. Ante Camerún en la fase de grupos del Mundial Sub-17 se inventó un tanto de la mitad de la cancha nada más sacar de centro a falta de un minuto para la conclusión del encuentro con empate en el marcador. Y cada partido en el que juega inventa algo nuevo: sombreritos, pases de espuela, recortes delirantes...
Hace dos temporadas fue la jugadora revelación para la FIFA en el Mundial Sub17 en 2014. Entonces tenía 14 años y acabó siendo la máxima goleadora del torneo. En el sudamericano de 2016 marcó 12 tantos y se proclamó campeona con un gol antológico en la final ante Brasil. Y en este Mundial Sub 17, Deyna Castellanos ha sido elegida ya tres veces como la mejor jugadora del encuentro. Sus números hablan por sí solos. Deyna Castellanos ha marcado la friolera de 35 goles en 33 partidos con la Vinotinto.
El gol es parte de su vida pero Castellanos también estudia Comunicación Social en la Universidad de Florida como becada porque después de darle patadas a un balón lo que más le gusta es interactuar con los demás. Al tercer partido con su equipo en Estados Unidos ya hizo historia al convertirse en la primera rookie en anotar un gol en cada uno de sus tres primeros partidos.
Tiene un don. A la jugadora venezolana le espera un mundo mediático y de luces que debe controlar. Tiene 400.000 seguidores en Instagram y más de 120.000 en Twitter y se desenvuelve con la misma soltura en los platós y con el inglés que en los campos de fútbol. Su sueño es ganar el Balón de Oro y disfrutar con su selección. Según explica la Vinotinto es lo único que tiene la capacidad para unir a su país. Parece imposible una Venezuela unida, pero para milagros Deyna sólo necesita tiempo.