Lo que sale de la boca
Es más importante siempre lo que sale de la boca del hombre que lo que entra a ella.
Pocas veces cuidamos lo que decimos e inconscientemente lastimamos a los que queremos. Así que, estar rodeados de personas sin conciencia, lo debemos de hacer consciente. Suena descabellado, ¿no?.
Alguna vez en un consultorio de psicología una doctora recomendaba hablar y discutir frente a un espejo, cuando se hiciera con la pareja. Lo que honestamente nunca he practicado pues suponía que iba a ser bastante incómodo. Cuando tenemos una discusión con nuestra pareja y nos rebasa la ira, normalmente decimos cosas que hieren y en ese momento jamás pensamos en que nos vayamos a arrepentir o cuán caro nos saldrá no haber cuidado nuestra bocota.
Las palabras son como látigos que van y vienen sin piedad para nuestros escuchas si estamos cegados por el enojo, sin embargo pienso que una persona siempre es capaz de cuidar lo que dice por muy enojada que se encuentre. El hecho es qué tan consciente esté de sus errores en el pasado y qué tanto ha aprendido y aplicado para no repetirlos. ¿Cuestión de práctica?
Estoy totalmente convencida de que cuando nos toca discutir con una persona que hiere más con las palabras que nosotros, nos sorprendemos demasiado y nos sentimos sumamente humillados, heridos; pero, hagamos memoria, si realmente somos personas que hemos educado a la conciencia, pasado un rato nos damos cuenta de que esa persona nos ha dejado una gran enseñanza: "Siempre habrá alguien que nos haga sentir tan mal o peor de como nosotros hemos hecho sentir alguna vez a alguien".
Mi conciencia llegó cuando encontré, como lo llama mi madre, a "la horma de mi zapato", quien tiene un temperamento tempestuoso y es sumamente impulsivo; entonces me di cuenta, en la primer discusión alzada de tono, de lo que pude haber hecho sentir a mucha gente, con lo que salió de mi boca en algún momento de ira, antes de que esa persona llegara. Y para ser sincera, me ha servido como lección, pues, es un hecho que, como dicen vulgarmente, "le he bajado varias rayitas" y haciéndolo consciente también a él es como hemos llegado a usar la boca para que salgan cosas más constructivas.
Es cuestión de reflexionar, de ser honestos con nosotros mismos y empáticos con el resto, para no permitir que nuestra boca se convierta en un arma letal. Recordemos que las personas que nos aman están siempre ahí dispuestas, si no lo valoramos, alguien más lo hará.