Asesinato policial sacude un suburbio migrante de San Diego
La muerte de un hombre negro desarmado a manos de la policía llama la atención sobre un suburbio de San Diego
La familia de un hombre negro desarmado que falleció por disparos de la policía es como las miles más que transformaron la localidad de El Cajón, en los suburbios de San Diego: refugiados de un país destrozado por los conflictos.
La familia de Alfred Olango, de 38 años, huyó de Uganda a un campo de refugiados y llegó a Estados Unidos en 1991. El martes, Olango, padre de dos niñas, fue baleado por un agente que respondió a un llamado de su hermana diciendo que el hombre actuaba de forma errática y deambulaba entre el tráfico.
Recibió varios disparos después de que, según la policía, sacó algo del bolsillo que pensaban podría ser un arma y apuntó al oficial. El objeto resultó ser un cigarrillo electrónico.
Familiares y amigos recordaron a Olango el sábado en una manifestación, un día después de que las autoridades hicieran públicos dos videos de la balacera, como exigían parientes y líderes de la comunidad de El Cajón.
Las grabaciones muestran cómo el agente dispara cuatro veces a quemarropa casi inmediatamente después de que la víctima levantó las manos a la altura del pecho tomando lo que se describe como postura de tiro. La difusión de las imágenes llega tras varias noches de protestas, en ocasiones violentas. Las manifestaciones del viernes fueron pacíficas, al menos durante unas horas, con unas 200 personas que bloquearon cruces y avanzaron a una autopista hasta que la policía los frenó.
El asesinato y las posteriores manifestaciones llamaron la atención sobre El Cajón, una ciudad diversa de clase obrera con 104.000 habitantes y que en las últimas dos décadas acogió a gran cantidad de refugiados, sobre todo procedentes de Irak y, más recientemente, de Siria.
Algunos de los carteles de la calle principal una vibrante mezcla de tiendas de muebles, ropa y restaurantes están en árabe. El español es el primer idioma de casi uno de cada cuatro alumnos del distrito escolar de Valle del Cajón, mientras que el árabe y el caldeo propio de los cristianos iraquíes son la lengua materna de más de uno de cada 10.
Rob Goss, copropietario de un gimnasio de boxeo en la calle principal y residente en la ciudad desde hace más de una década, señala que los caldeos son los responsables de la apertura de mercados, gasolineras y otros negocios que impulsaron el crecimiento económico.
Pero la llegada de migrantes también creó tensión. El alcalde Mark Lewis fue obligado a renunciar en 2013 por comentarios despectivos que hizo sobre los caldeos.