Poema "Hoy" de Alejandro Granada
Neruda dijo
que podía escribir los versos más tristes esa noche
y yo quisiera rebatirle,
pero ese es mi problema:
no puedo hacer los versos más tristes
y tampoco es de noche.
Aunque puedo escribir, por ejemplo
que espero con miedo a la luna
y en la oscuridad de los pensamientos
mis pesares toman forma, carne y voz
y se elevan hacia lo más alto
para caer con su máxima potencia
justo al medio de un pecho vacío
e ir a sembrar el terror en mi cansado cráneo.
Puedo también escribir
que suelo clamar un nombre
como si le hablara a la pared
esperando a que me responda
y la respuesta es silencio,
apisonante y disonante
que envuelve mis ojos con más fuerza
que la noche anterior.
Puedo escribir una y mil veces
oraciones a quien no escucha
versos a quien no lee
y llamados a quien solo le gustaría
que yo desapareciera sin dejar rastro
y sin avisar que desaparecí.
También relatar que estoy perdido en la jungla
en la jungla de un olvido frío y distante,
en una jungla lejana
inexistente
carente de algún ser vivo
que pueda o quiera rescatarme;
que estoy tirado en algún tramo del espesor
camuflado en una especie de "todo está bien"
y durmiendo entre sábanas de hielo.
Puedo escribir las tragedias que acontecen
cuando la muerte me dice que quiere el último vals
cuando me da la mano, me sonríe y se va,
que cada día me echa una mirada,
y que yo la espero con ganas de arrancarle los ojos.
Puedo escribir que la soledad no quiere dejarme
y que digo que me importa,
puedo escribir que el dolor de mis huesos
no es más que un perfume rancio
que siento, pero que no molesta,
que la vida misma aún está decidiendo
si valgo o no la pena,
y que por mientras me tiene
en exhibición
contra mi voluntad
en una montaña rusa,
entre gente que sólo ve
unidad,un monumento
o una simple figura maciza y estática.
También escribir que el dolor de mi alma
no está drenando bien
y se está consumiendo lentamente
esperando que el nombre por el que mi alma clama
escuche sus lamentos
y que por lo menos
se digne a mirar la decadencia
de quien parecía estar destinado a algo grande
y hoy lamenta no estar a la altura
que quiere escribir los versos más tristes
un poco pasado el mediodía,
con un sol que no ve,
con el ruido de las teclas
y con el silencio inquietante
más la desesperación que le provoca todo.
Hoy quiero escribir los versos más tristes
y sembrar lágrimas en su rostro distante
para que, al menos,
por una vez en su vida
esté realmente cerca de lo lacerante
que me resulta la ausencia
y que comprenda cómo es que se siente el dolor.
Hoy quiero escribir los versos más tristes
pero hay algo que quiero aún más.
Quiero escribir los versos más tristes
y que respondas a mi llamado.