Premio nacional de música
En estos últimos meses, se le otorgó el premio nacional de música al longevo compositor y director de orquesta Vicente Bianchi. Para empezar, no estoy de acuerdo que se lo hayan dado este año.
Siento que lo que no se hizo con Elicura en el premio de literatura, se hizo con Bianchi, pero más vale tarde que nunca. Él debería haber ganado el premio nacional hace ya mucho; su trayectoria lo avala: más de cien composiciones, una larga carrera como director... una vida entera dedicada a la música y recién a sus 96 años recibió un galardón. Bueno, Parra estaría orgulloso, pero yo siento que hubo un poco de falta de visión por parte de los responsables de las anteriores entregas.
Respecto de la competencia, fue elegido entre los grandes Patricio Manns y el monstruo de la música Horacio Salinas, un verdadero exponente y creativo como pocos (¿alguien ha tratado de analizar los tonos por los que pasa su composición llamada "danza").
A decir verdad, considero que es una deuda bien saldada para terminar con la vergüenza de no haber reconocido a Bianchi antes.
Peeeero, hay algo que entró al debate y quiero tratarlo. Más allá de si se lo merecía por habilidad o calidad (si es que se puede aplicar ese parámetro al arte) de la obra, se exaltó la chilenidad.
Y claro: si entre sus "grandes éxitos" figura la musicalización de La pérgola de las flores, y composiciones a los próceres y la bandera, dudo mucho que en realidad represente.
Para los que no conocen Chile, explicaré la situación: Tienes un país largo y angosto donde las ciudades se separan por tramos de horas. Desierto en el norte, valle en el norte-centro, valles en el centro y frondosa vegetación en la parte sur y austral. Tienes un montón de tierra separada geográficamente donde en el extremo norte se habla de una forma, hay un color de piel preponderante,rasgos corporales dominantes y costumbres que en el centro no te las entiende nadie. Cuando en el sur tienen una tradición que se avala como la nacional (precisar si fue primero el sur o el centro del país es como decir si fue primero el huevo o la gallina), hay gente que no entra al círculo. Y eso sin hablar del extremo sur, donde la imagen del gaucho y la del huaso parecen fundirse.
Cuando hay un estereotipo que funciona para todo un país cuyo clima, flora y fauna varía con tanto frenesí, decir que alguien es "chilenísimo" no corresponde. Yo creo que sí era muy chileno, pero no por las obras que todos le conocen. Creo que es chileno porque ha recorrido y, si bien a veces sólo ha insinuado ciertos estilos musicales, los ha tomado en cuenta.
También se instaura junto al debate de la música docta versus la música popular, pero eso es harina de otro costal y, como tal, lo escribiré en profunidad si es que me va relativamente bien con esto de escribir para enpelotas.com
Bueno, para concluir diré esto: el premio estuvo bien ganado, lo que pasa es que se demoró décadas en llegarle al maestro. Espero que el próximo sí se lo gane Salinas, que todavía está a tiempo.