Su "Excelencia" Eugenia León: "He sido como un salmón"
Eugenia León hace una revisión de una carrera que la ha hecho merecedora del Premio a la Excelencia Musical de la Academia Latina de la Grabación
Con 60 años cumplidos, Eugenia León presume rozagante en la sala de su casa en la Ciudad de México: "No me he operado la cara ni me he puesto colágeno ni botox".
La cantante mexicana, que este año recibirá el Premio a la Excelencia Musical de la Academia Latina de la Grabación, será honrada en Las Vegas el 16 de noviembre con el premio especial como parte de las celebraciones de los Latin Grammy, un honor al que no ha sido nominada.
"Llegar con este reconocimiento es muy bonita sorpresa, es muy lindo que te digan que tu carrera valió la pena porque he sido un salmón dentro de esta farandulota", dijo León a The Associated Press en una entrevista reciente. "He seguido un instinto personal, a veces políticamente incorrecto, a veces no atinado, pero siempre ha sido en una búsqueda".
"Creo que si me están dando el reconocimiento no es el aguante hay gente que lleva más tiempo que yo_, es la búsqueda o el encuentro de cosas, o la lectura que he hecho a través de mis discos y de mis espectáculos de México y de la vida", añadió.
La historia de León con la música comenzó en 1968, cuando tenía 12 años y compró su primer disco con sus ahorros: "Fue uno de José Alfredo Jiménez. Fue la primera vez que escuché 'El rey'. ... Me encantó eso a mí y José Alfredo sigue siendo mi autor preferido de toda la vida".
De padre veracruzano y madre de Querétaro, León nació en el Estado de México el 7 de junio de 1956. En su familia nuclear no había músicos; su abuelo materno cantaba, pero nunca lo conoció porque lo asesinaron cuando su madre era adolescente.
"Son familias de vivir lo que es pobre, pero realmente pobre, sin estudios, hacerse la vida como han podido. Mis padres fueron gente de mucha lucha", dijo León, quien tiene dos hermanas y dos hermanos.
"Nosotros tuvimos una vida totalmente distinta a lo que fueron mis abuelos y mis padres, y eso está muy bien porque yo quiero que mi hijo tenga una vida mucho mejor que la que he tenido yo", agregó la cantante, cuyo único hijo, Eugenio, está por cumplir 19 años.
Casi a esa misma edad, cuando Eugenia tenía 16 años, otro suceso la acercó a lo que sería su carrera como representante de la canción latinoamericana: "Mi hermana Emma, que es la hermana mediana y que fue la revolucionaria de la casa, fue la que llevó el primer disco de Mercedes Sosa", recordó León, quien dijo que escuchar "El violín de becho" en la voz de la emblemática cantante argentina le hizo llorar. "Decía, no sé por qué me toca una fibra desconocida en mi corazón".
En el CCH, un colegio preuniversitario de la UNAM, entró en contacto con exiliados sudamericanos y todo esto la llevó a decir "yo soy cantante, ya supe lo que soy, soy cantante y además con un propósito, creo en que sí se puede cambiar una sociedad, creo que los seres humanos merecemos ser libres".
En otras ocasiones ha dicho que lo importante para ella es dar voz a la música originaria y en especial a la música con un mensaje: "Lo demás se me hace como un juego de títeres", ataja.
"La música como todas las artes, cuando son genuinas, son transformadoras y pueden transformar a los individuos", dice. "No sé si a las sociedades, porque eso es una cosa mucho más complicada, pero a las personas sí las cambia, porque yo soy un ejemplo".
Señala que su padre era demasiado conservador y algo machista, por lo que ella y sus hermanas terminaron por dejar su casa, aunque no fue nada sencillo. León vendía papel en farmacias, también trabajó en el Partido Comunista de Mexico como una recepcionista "malísima" y el cuerpo de bailarinas de un circo. A la par estudió tres años en la Escuela Nacional de Música de la UNAM, pero no congenió con sus maestros porque ellos no veían con buenos ojos que ella se dedicara a la música folclórica con el Grupo Víctor Jara, cuando lo que se esperaba era que estudiara ópera.
"La maestra de piano muy amablemente me invitó a que yo me fuera de su clase porque me dijo que si yo quería ser como Lola Beltrán, como un insulto, no tenía yo nada que hacer en la escuela", recordó.
Hoy, tras una trayectoria que abarca 26 discos e incluye reconocimientos como el primer lugar en el festival OTI de 1985, la Medalla Agustín Lara de Veracruz, un premio del alcalde de Nueva York y el título de visitante distinguida de la ciudad japonesa de Nagoya, sigue estudiando música. Todos los lunes toma su clase de canto con el maestro scar Sámano, "buenísimo".
Elogiada por sus interpretaciones de tango, bossa nova, música regional mexicana, piezas de Agustín Lara y boleros, León dice que pone su voz "al servicio de la música".
"Voy pensando qué tanto el tango, cómo el ranchero, cómo el flamenco, cómo todos los géneros que nacen de la migración del campo a las ciudades tienen una manera de cantarse y de expresar su alegría y su desolación, en las formas a lo mejor distintas, pero interiormente somos muy parecidos".
Reconoce, empero, que no tiene madera de compositora: "No puedo, hay algo que me lo impide, no sé qué es y creo que se llama falta de talento", dice. "Acepto humildemente mi falta de talento para componer, pero sí lo digo sin falta modestia: me apropio de las canciones y es como si yo las volviera a componer".
Recordó que el difunto Marcial Alejandro le decía: "Tú las cantas como yo quería que las cantaran, como yo esperaba que sonaran".
De Piero, otro de los galardonados con el Premio a la Excelencia, ha cantado "Soy pan, soy paz, soy más", pero no ha tenido oportunidad de entablar una amistad con él. Tampoco ha compartido con los miembros de El Consorcio, Ricardo Montaner o Ednita Nazario, que completan el grupo de agasajados por la Academia Latina de la Grabación con el reconocimiento a la excelencia musical este año.
"Va a ser un enorme gusto encontrarme y que ellos me conozcan", señaló León, quien planea asistir a la ceremonia el día previo a los Latin Grammy.