Caf? con estilo Americano
Lluvia. Frío. Una ciudad helada en busca de un refugio entro en la cafetería de la esquina mientras me sacó los auriculares. Observo el lugar, cálido, tranquilo es lo primero que pienso .Una pequeña fila al fondo en espera de pedir su pedido. Mesas muchas de ellas todas alrededor, de a dos o de a cuatro pero esta la más grande que será para los ochos que van entrando. Diría bien estilo Americano pero en mi país, un país extranjero para su estilo.
La chica detrás del mostrador me sonríe al pedir mi bebida, "un moka blanco". Pregunta mi nombre y al anotarlo en el vaso veo que se ha equivocado. Pero poco importa ¿cuantas veces nuestras abuelas lo han cambiado? Tratando de recordarlo pasan por todos los primos hasta llegar al mío. Me concentro en que pronto aquella taza estará repleta del exquisito café. "¿Algo para comer?" Eso no lo había pensado al buscar refugio del frío, giro hacia el aparador... Torta, medialunas, un cupcake... Sí, eso, y con solo verlo se me hace agua la boca.
Camino sólo unos pasos en busca de mi café que lo están preparando magistralmente los chico de la barra, me llaman y en dos segundos lo tengo en mi mano, antes de llegar a una mesa tomo el primer sorbo, rico, delicioso y el cuerpo empieza a cambiar su temperatura agradecido despertando la sensación más esperada... El calor.
Me gustan las mesas cerca de una ventana aunque con sillón es más acogedor, sin embargo está ocupado. Sonrió al ver la silla disponible lo primero que veo a través del cristal es el cielo nublado con una fuerte llovizna incandescente que acecha a nunca acabar, me hace acordar a mi niñez, a la época en donde miraba el cielo, en donde creía que estaba triste y lloraba. También recuerdo a la luna buscando el amanecer, buscando al sol, su eterno amante, que por una maldición viven separados. Y la lluvia, fiel amiga del sol que consuela a la luna con su lluvia reconfortándola a la espera del nuevo eclipse, en donde ambos amante podrán amarse una vez más.
Tomó un nuevo sorbo ya sentada a punto de llevar mi primer bocado del pastelillo. Banana con chocolate la elección de hoy. De frambuesa y arándanos quizás prefiera mañana. Delicioso pero quizás en mi mente lo proyecte más suaves. El Café sin embargo un placer de los dioses, chocolate blanco es mi elección predilecta siempre en estos lugares. Me encanta esta combinación casi perfecta de ambos mezclándose en mi paladar como un perfecto Yin y Yang
Al levantar la vista observó a la gente que sigue entrando, quizás buscando refugio o quizás en busca solo de un descanso. Algunos entran con amigos, ellos charlan a lo lejos mientras que uno va por sus bebidas los otros ocupan una mesa. Las parejas son lo más fácil de ver, ambos de las manos con su mirada que dice más de lo que hablan. Y después están lo que aprovechen sus estudios, unos apuntes por aquí, otro por allá. No puedo olvidar el que busca solo señal de WiFi. Y sonrió al reconocer un cazador de Pokemón. El juego se volvió tan viral que siendo Argentina uno de los últimos países en ponerlo se hizo el más descargado en los últimos tiempos. Desde los fanáticos hasta los curiosos todos cada uno en algún momento tuvieron el juego.
Hay tantas historias dentro del café, un café Americano en un país extranjero. ¿Cómo llego Starbucks al país? ¿O como comenzó? Si tan solo pienso en aquella pequeña tiendas Europeas, esas que dieron la idea que el mundo entero adoptó. Podrías llamarla Americana aunque su idea sea Europea, tres amigos se juntaron, tres amigos comenzaron con una idea que utiliza casi el mundo entero a diario, quizás, solo quizás empezaron con un charla acompañada de un café...
Cuantas historias iniciaron con una de ellas, cuantas con "te invito un café". Cierro los ojos para imaginarme como protagonista de unas de ellas pero a lo lejos escucho un crash, un grito y muchas risas. Los abro para ver a los chicos, a los amigos riéndose a causa de uno de ellos, a causa del desastre que hizo uno al tirar su café, con cabeza baja, resignado vuelve a la fila, vuelve a pedir su bebida. Esta vez con protección a caídas.
Miro por la ventana aun lloviendo, aun golpeando la llovizna el cielo gris de la ciudad, dejando una sensación helada por mi cuerpo, dejando que nos entre el frio del invierno. Sacó mi libro, el que estuve ojeando en el colectivo cuando a la mente me llega el recuerdo de aquella película, la que todo comenzó con veinte segundos de valentía, pensando en lo mágico que sucedió en aquel lugar, cuando un chico se para delante de mi mesa y viéndome dice:
?"Disculpa. ¿Por qué una mujer tan increíble como tú hablaría con alguien como yo?"
Sentaba en una mesa de Starbucks con mi capuchino en mano. En una cafetería de estilo Americano en un país extranjero me dije "¿Por qué no?".