China usa todo el poder del estado para promover el fútbol

El país más poblado de mundo quiere dejar de ser un equipo de relleno y alcanzar la cima del fútbol mundial

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China usa todo el poder del estado para promover el fútbol
Jugadores de un equipo de Yanbian, China, fotografiados antes de un partido contra un conjunto de Mianmar en un torneo juvenil en Qinhuangdao, al norte de China, el 1ro de agosto del 2016. El gobierno ha lanzado una ambiciosa campaña para hacer de China una potencia mundial de fútbol para el 2050. El país más poblado del mundo se ha clasificado una sola vez a una Copa Mundial. (AP Photo/Mark Schiefelbein)

Los instructores toman nota mientras decenas de niños avanzan con el balón entre una serie de conos en el inmaculado césped artificial de la escuela secundaria de Ritan en el sector oriental de Beijing, en el marco de un esfuerzo por hacer de China una potencia mundial de fútbol.

Muchachos y muchachas de 14 años eran observados como parte de un nuevo examen de ingreso que incluye aptitudes futbolísticas junto a otras materias tradicionales como matemáticas, chino e inglés.

Si bien el talento futbolístico representa un porcentaje mejor de la clasificación final, el hecho de que las autoridades educativas, famosas por su rigidez, hayan modificado el programa de admisión refleja el impacto que ha tenido la directiva del presidente Xi Jinping de hacer todo lo necesario para que China triunfe en la Copa Mundial del 2050.

La revolución del fútbol abarca desde las escuelas hasta la liga profesional. Las autoridades destacan que miles de escuelas secundarias son consideradas prioritarias porque tienen programas de fútbol. Las municipalidades anuncian casi semanalmente la construcción de complejos de fútbol.

Los clubes están pagando fortunas para atraer a luminarias de Europa y aumentar el interés en la liga nacional. Tan solo el año pasado, inversionistas chinos desembolsaron 3.000 millones de dólares para comprar participaciones en clubes europeos, con el fin de ganar experiencia que después usarán en su país.

"Se viene hablando del fútbol desde hace tiempo, con distintos líderes, pero nunca ha habido esta disposición", afirmó Pang Xiaozhong, ex director del Instituto de Ciencias Deportivas. "Es algo sin precedente".

Darle prominencia a China en el fútbol es uno de los objetivos de Xi en su empeño por ganar mayor presencia mundial. Si bien el equipo de mujeres está entre los mejores del mundo, la selección china masculina figura 78va en la clasificación de la FIFA y se clasificó a una sola Copa Mundial, la del 2002, de la que fue eliminada en la primera ronda sin haber anotado un solo gol.

Décadas después de crear una maquinaria deportiva inspirada en la soviética, con énfasis en disciplinas técnicas como clavados, resta por verse si los métodos chinos funcionan con el fútbol. A diferencia de lo que ocurre con deportes como la gimnasia, en los que academias estatales forman a los deportistas desde pequeños, reina la impresión de que para tener éxito en el fútbol será necesaria una amplia base de jugadores jóvenes que compiten en ligas juveniles. China arranca casi de cero en todos estos sectores.

El gabinete ministerial difundió en mayo un plan de 50 puntos en el que se exhorta a los gobiernos municipales y provinciales a que promuevan el fútbol a partir de programas escolares, ligas amateurs, concesiones impositivas para la construcción de estadios y el reclutamiento de técnicos extranjeros. El objetivo es contar con 70.000 canchas nuevas y con 50 millones de jugadores en ligas estudiantiles para el 2020.

"En China, el papel del gobierno es siempre el más importante y el más efectivo", dijo Pang. "Podemos tomarle la mano al fútbol si somos metódicos".

El gobierno no ha dado estimados de lo que costará el proyecto, pero analistas calculan que en los próximos cinco años se invertirán cientos de millones de dólares tan solo en instalaciones.

Lo que sí se sabe es que los clubes de la Superliga china invirtieron 300 millones de dólares este año en figuras como los brasileños Gervinho, Ramires y Alex Teixeira, el argentino Ezequiel Lavezzi y el colombiano Jackson Martínez. Esa cifra no incluye los sueldos que pagan los clubes chinos, que son astronómicos.

Los clubes también están contratando técnicos de cartel, incluidos el chileno Manuel Pellegrini, que dirigió al Real Madrid y al Manchester City, el brasileño Luiz Felipe Scolari y el sueco Sven-Goran Eriksson, ex estratega de Inglaterra.

Inversionistas chinos están tratando de adquirir paquetes accionarios en Inter y Milan, presentando sus iniciativas como gestos patrióticos.

En una reciente entrevista, Jiantong "Tony" Xia, quien se hizo cargo del Aston Villa inglés en mayo, dijo que su meta era en algún momento alinear jugadores chinos y crear academias.

"Se ha comprobado que comprar firmas extranjeras con conocimientos y después llevar esos conocimientos a academias nacionales es la forma más eficiente", sostuvo Xia.

Xi es el líder más poderoso que ha tenido china en años y su influencia en la promoción del fútbol ha sido enorme.

El mandatario no oculta su pasión por el fútbol, que nació cuando de niño jugaba con los jerarcas del Partido Comunista en una escuela secundaria de elite en Beijing.

Se dice que Xi quedó muy impresionado por un partido amistoso entre la selección china y el club inglés Watford en 1983. China estaba empezando a abrirse al mundo tras décadas de maoísmo y Watford le dio una paliza a los chinos, que Xi nunca olvidó. Un amigo de infancia, Nie Weiping, contó en una entrevista que Xi salió furioso del estadio tras semejante tunda.

"Fue duro para él ver ese partido. Pero siempre siguió a la selección", declaró Nie a un diario estatal.

Hoy Xi quiere ver a esa selección ganando partidos.

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