Te acompaño a donde sea
Hoy me llego un video, que por cierto demoré en mirar, porque en general en los grupos de whatsapp te llega de todo viste, desde un chiste sin gracia, hasta una larga reflexión con esa música triste que te invita a deprimirte urgente. Cuando tuve un momento de ocio, lo abrí y honestamente lloré todo el video. Se trataba de una ambulancia que estaba trasladando a un paciente.
Al principio, mi atención se centró solamente en todo lo que rodeaba al vehículo y trataba de descifrar lo que pasaba dentro de él, ya que me falta muy poco para recibirme de Técnica Universitaria en emergencias, por lo que me paso mucho tiempo analizando estas situaciones. El tema fue que en un momento mi concentración se desvió por completo, por lo que pasaba atrás y no me refiero dentro del vehículo, sino detrás, en la calle.
A toda velocidad corría un perro de tamaño pequeño y raza mestiza, a lo que sus cortas patitas podían darle, corría desesperado, con osadía y determinación, con absoluta determinación; era la mascota del paciente que estaba siendo trasladado. Me imagine qué me pasaría a mí en un futuro no muy lejano, cuando sea yo quien acompañe a las personas durante un traslado e inmediatamente y sin dudarlo pensé "yo me detengo, me bajo a buscarlo, no sé, pero algo hago"; yo ni siquiera conocería a esa persona que iba camino al hospital, pero este perro que corría detrás sí; él era su amigo, su compañero, quizás su única familia y queda totalmente grande decir lo fiel que era a su amo. La ambulancia se dirigía a cruzar una avenida muy transitada, el animal corría hacia adelante con una sola meta, llegar hasta donde iba su dueño; los autos circulaban a alta velocidad y ahí había una muerte segura para el pequeñín de amor inquebrantable.
Sinceramente estaba a punto de desbordar de impotencia, habiendo ya roto en llanto, cuando ocurrió lo impensado; la ambulancia, simplemente se detuvo, el médico abrió la puerta y el perro sin dudarlo saltó hacia su convaleciente dueño. Fui feliz, sonreí con ganas, porque si encontré algo que sobraba en esta situación, fue humanidad, desborde de humanidad, humanidad cálida y sencilla. El animal no solo lo acompañó en el vehículo de emergencias, sino que entró con él al hospital y se quedó pegado a su camilla; no había personas conocidas para este señor infortunado, pero estaba su amigo de cuatro patas cuidándolo con su propia vida.
No pude saber cuál fue el final exacto de la historia, pienso que ha sido feliz; a juzgar por lo que vi, el hombre no estaba grave. Me quedo con la imagen de los dos volviendo a casa y me quedo con la tremenda actitud de los tripulantes de la ambulancia, al ver en el perro algo mucho más inmenso que eso, me quedo con el personal del hospital, dejándolo permanecer al lado de la camilla, me quedo con los humanos que saben amar, que saben que el mundo es de todos, que saben que toda vida merece ser considerada y que supieron en este caso, que para ser pariente de un paciente; tampoco hace falta ser humano.
¡Amemos y cuidemos a nuestras mascotas!.