En un año que no está siendo sencillo para el Mundo en general, entre atentados terroristas, discursos xenófobos, cierres de fronteras y tendencias aislacionistas (como el infame Brexit), y una economía global que no termina de acelerar; el anuncio formal del acuerdo de paz entre el Estado colombiano y las FARC realizado el pasado miércoles 24 en La Habana, surge como un motivo de alegría y esperanza en esta convulsionada realidad.
Un poco de historia
Estas negociaciones se iniciaron hace casi 4 años atrás, en La Habana, con la mediación de los gobiernos de Cuba y Noruega.
El objetivo era -es- poner fin a más de 6 décadas de enfrentamiento armado en Colombia, tiempo en el cual se estima que ha habido más de 220.000 muertos por el conflicto, 27.000 víctimas desaparecidas, y entre 5 y 6 millones de personas desplazadas internamente. Es el segundo país con más personas desplazadas del Mundo y el único no africano ni asiático entre los 10 primeros.
Las reacciones
En casi todo el mundo, el anuncio generó reacciones públicas de satisfacción y alegría. Barack Obama tuiteó en español diciendo "Felicitaciones @JuanManSantos and Colombia", siendo luego secundado por su Secretario de Estado, John Kerry. También el Presidente francés, Francois Hollande felicitó a Santos y al pueblo colombiano, al igual que lo hizo la Alta Representante de la UE en Política Exterior, la italiana Federica Mogherini, y el Secretario General de la ONU, el surcoreano Ban Ki Moon. E inclusive, por una vez, Luis Almagro (Secretario General de la OEA) y Nicolás Maduro? ¡coincidieron en algo!
Más allá de las reacciones oficiales, medios como el New York Times y el Washington Post le dedicaron espacio en sus noticias y editoriales de opinión. Así como otros medios a lo largo y ancho del mundo.
El desafío
De todas formas, luego del anuncio, aún quedan dos instancias para ratificar lo anunciado. La que se estima más sencilla, es la aprobación legislativa del texto del acuerdo, que debe ser legalizado para tener validez. Luego de ello, seguiría la firma del acuerdo entre las partes, que se estima será a mediados de setiembre.
Y la más complicada, es el plebiscito convocado para el 2 de octubre, en el cual la ciudadanía colombiana tendrá el derecho a refrendar o revocar este acuerdo, y cuyo resultado al día de hoy aparece como incierto. No solo por lo complejo del acuerdo y las materias sensibles que toca (como la desmovilización, la justicia transicional, la incorporación de las FARC a la vida política, etc), sino por la cerril oposición que se espera de los sectores más conservadores de la sociedad colombiana, encabezados por el expresidente Álvaro Uribe.
Esperemos, que en un mes y pico más, Colombia nos vuelva a dar otra alegría y le siga diciendo "SÍ" a la esperanza y a la paz.