El Burkini: Damocles, libertad y terrorismo

El Burkini: Damocles, libertad y terrorismo
Nissrine Samali, de 20 años, se mete en el mar luciendo un burkini, un traje de baño que cubre todo el cuerpo, en Marsella, en el sur de Francia, el 4 de agosto del 2016. Varias localidades en Francia están prohibiendo el uso del burkini, por ser incompatible con los valores franceses. (AP Foto)

Damocles era un jóven que envidiaba los lujos y comodidades del rey, con el objetivo de darle una lección al joven, el rey le propuso intercambiar roles: por una noche Damocles se convertiría en rey y gozaría de la posición que tanto envidiaba.

Esa noche se organizó un lujoso banquete en honor a Damocles quien se sentía espléndido en su nueva investidura de poder, pero de repente miró hacia arriba y se dio cuenta que había una espada afilada que pendía sobre su cabeza sujeta sólo por un pelo de caballo, al ver esto, Damocles no sólo perdió el apetito sino también le pidió al rey intercambiar de puestos nuevamente ya que había perdido todo el deseo de ostentar su puesto. Esta historia simboliza el hecho de que "con gran poder vienen grandes reponsabilidades" y grandes responsabilidades conllevan grandes peligros.

En Occidente la libertad se ha colocado como el más perfecto y deseable valor de nuestra cultura, de hecho, la perservación de la libertad individual es el fundamento de las instituciones de los Estados occidentales, las bondades de la libertad parecían ser ilimitadas y debían ser protegidas a toda costa, incluso cuando se tratase de casos controversiales como el de Charlie Hebdo, porque al final Charlie Hebdo era un hijo de los valores libertarios de occidente y nada puede estar por encima de la libertad individual.    

Hasta que un día llegó el Burkini...

Esta prenda de vestir se posicionó encima de la cabeza de Occidente (tan ávido de libertad) como una espada de Damocles y parece que le ha dado al deseo de libertad occidental su contrapeso.  

Si la libertad es para occidente el valor más anhelado, sería de suponer que el ir vestido como a uno le plazca debería ser un derecho básico,fundamental e inviolable (si no, pregúntenle a la gente que va a los Comic Con)  

Pero ¿cómo es posible que un prenda cause tanto revuelo?, bueno muchos dicen que esta prenda en particular debería ser prohibida porque es un instrumento del hombre islámico para oprimir y violar los derechos y libertades de la mujer, por lo tanto aunque estas mujeres digan que usan estas prendas voluntariamente, realmente no tienen conciencia de lo que es la libertad y debería venir el Estado occidental a aplicar la fuerza para liberarlas.

El punto clave aquí y donde la espada de Damocles se balancea amenazantemente, es en el hecho de si el Estado debe limitar su intervención en tu libertad individual y funcionar como una estructura externa para proteger tu libertad o si el Estado debería estar por encima de tus libertades individuales e intervenir para arreglarte de acuerdo con sus estándares cuando considere que tú no estás siendo lo suficientemente libre, es decir, meterse en tu vida privada para obligarte a ser libre así tú no lo desees.

Pero se supone que este dilema ya estaba resuelto para el Estado liberal, entre las teorías de J.J. Rousseau quien postulaba que te podía intervenir la libertad individual para obligarte a ser libre y las de John Locke quien en base a los principios de igualdad y tolerancia estableció que tu libertad individual era un freno para el Estado y que nadie te podía decir cómo vivir o en qué creer siempre y cuando no violes los derechos de los demás, fueron las teorías de John Locke y no las de J.J. Rousseau las que se usaron como el fundamento último del Estado Liberal.

Pero ¿qué hay de que a estas mujeres los hombres de su familia le están violando los derechos porque las obligan a usar esta prenda? ciertamente en algunos casos debe haber una opresión por parte del hombre y puede que en otros no, el punto es que el Estado Liberal por su naturaleza y por el respeto a nuestra libertades no puede tener ninguna injerencia en la esfera de lo privado si no existe la certeza judicial de una víctima o si no es invocado voluntariamente por ella para que intervenga, lo contrario sería un Estado totalitario que se toma la atribución de ingresar en tu esfera privada sin tu consentimiento para normalizarte o escarmentarte por la fuerza si te desvías de sus estándares.

¿Y la violación de los derechos de las mujeres?

Ahora, cuando efectivamente hay una violación de los derechos de la mujer pero la víctima no se da cuenta de que es víctima y no pide ayuda por miedo o porque tiene problemas de sumisión a la opresión con raíz psicológica, aplicar la fuerza y la retaliación externa tampoco va a resolver el problema en lo absoulto, porque al final del día, se quite el Burkini en o no, esta mujer debe seguir lidiando y habitando en su esfera privada con sus supuestos opresores. Este tipo de problemas sociales se deben resolver proveyendo soporte psicológico, redes de apoyo estatales y comunitarias para que la víctima tenga a dónde recurrir, así como la difusión de mecanismos de empoderamiento para que la mujer se vuelva autoconsciente y protectora de su propia libertad y por voluntad propia emprenda su independencia de la opresión con apoyo de Estado. Ésta es la única solución duradera y eficaz para estos casos de violación de derechos que se originan en la estructura intrafamiliar y que ponen a la mujer en una situación de dependencia psicológica y material de sus opresores.  

¿Y el terrorismo?

Finalmente, aunque el tema de la opresión femenina es el justificativo humanitario que se eleva para apoyar la prohibición Burkini, la pugna por la prohibición de esta prenda de vestir también puede tener un origen en nuestra percepción del Islam y su posible conexión con el terrorismo, innegablemente el terrorismo ha permeado el inconsciente colectivo occidental y como consecuencia podemos estar temiendo y queriendo erradicar cualquier manifestación que asociemos con el terrorismo porque en el fondo, si nos ponemos rigurosos, Occidente no está pidiendo la prohibición del uso del Sari (prenda de vestir hindú femenina), tampoco está prohibiendo el uso del hábito de las monjas de la iglesia católica (muy parecido a una Burka en eso de oprimir el cuerpo femenino ya que solo les deja visible la cara), ni por ejemplo esas prendas femeninas que también están obligadas a usar las mujeres de pueblos indígenas en los Andes y más allá también podría argumentarse que en cada uno de estos grupos donde las mujeres se ven obligadas a usar estas prendas como símbolo de pertenencia también hay una gran opresión de lo femenino, pero lo curioso es que a ninguna de ellas se les está exigiendo quitarse la ropa para hacerlas más libres. 

 

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