Divorcio de las derechas
A menos de una semana para que el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, acuda a una sesión de investidura no se ha llegado a ningún acuerdo. El paripé de la semana de reflexión a la que sometió el Partido Popular las 6 condiciones de Ciudadanos para sentarse a negociar han quedado en agua de borrajas.
Al gobierno no se viene a hacer prácticas, se viene ya aprendido
El conservadurismo puro y duro de Mariano Rajoy y de su equipo negociador se ha impuesto a las medidas sociales que venían amparadas por la formación naranja. Don Mariano quiere gobernar, eso no lo duda nadie, pero no permite que nadie le dé lecciones, pues como bien dijo en el debate televisado previo a las elecciones del 26J: "Al gobierno no se viene a hacer prácticas, se viene ya aprendido".
Pues parece ser que el de Sanxenxo ha aprendido más de la cuenta, ya que, anquilosado en el inmovilismo de su grupo negociador, mantiene en vilo el bienestar y el crecimiento, del que tanto presume, del estado español. Aquellas formaciones de izquierdas que tanto se emperraban en tildar a Rivera de muleta del PP van a ser testigos de cómo esa muleta se aparta para dejar caer a un grande.
Los socialdemócratas, esos grandes desaparecidos durante las vacaciones, yacen agazapados a la espera de que el león sea abandonado por los cachorros que tanta preocupación han mostrado, más por la selva que por el rey de la manada. Una caída tan considerable puede llevarnos al tercer intento de buscar una mayoría social y el bienestar de los españoles, expresiones tan usadas que están a punto de hundirse por el retrete.
A la espera de una futura reunión del presidente del Gobierno y del líder socialista, Albert Rivera prepara las maletas para abandonar el Congreso, pero no flanqueado por Daoíz y Velarde, sino por la puerta trasera de San Jerónimo.