James Rodríguez es para Colombia lo que hasta hace unos años Radamel Falcao fue para Los Cafeteros, el estandarte de un país cuna de excelentes futbolistas. Al igual que el El Tigre y aunque por diferentes motivos, Rodríguez ha sufrido un declive futbolístico que lo tiene apartado de la titularidad de la que alguna vez gozó en el Real Madrid.
Poseedor de un talento indiscutible y una zurda educada para volear el esférico por encima de cualquier barrera e incrustarlo en la red. James tiene lugar en cualquier equipo y alineando en el once titular, siempre. Es ese tipo de jugador con un estilo elegante, un trato al balón sutil y preciso, así como una visión de campo de un media punta de clase mundial.
Pero entonces, ¿por qué Zidane ha optado por relegarlo al banquillo?
Para entender a Zizou hay que entender cómo empezó todo. Sabemos que la novela James-Madrid tuvo sus inicios con la llegada de Rafa Benítez al equipo blanco después de la destitución de Carlo Ancelotti, para quien James fue pieza clave.
Benítez no tardó en sentar al colombiano. Esto el madridismo no se lo perdonó, querían ver al dueto Alarcón/Rodríguez en la medular. Rafa cedió ante la presión -que a su vez se originaba en la presidencia- y terminó comiéndose cuatro goles en casa contra el Barcelona.
Así pues, James volvió al banquillo. ¿La razón? Benítez fue claro, él no estaba en forma. Ni la prensa, ni la afición madridista, ni Colombia entero podían creer semejante barbaridad. El entrenador madrileño terminó destituido y en su lugar llegó el hijo pródigo del madridismo, Zinedine Zidane.
Zizou siguió en la misma línea de Benítez, Casemiro en detrimento del colombiano, sin dar mayor explicación. Por cuestiones del destino -y con el mediocampista brasileño como jugador fundamental-, el Real Madrid terminó ganando la UEFA Champions League y lo que pudo haber sido una catástrofe culminó en final feliz.
Pero no para James.
Este volvió a Colombia para participar en la Copa América Centenario. Con una actuación decente y siendo el bastión del equipo logró llevarlo hasta semifinales. Su situación de club sin embargo, ambigua.
Se suele pensar que la obviedad de la situación ampara el actuar de su entrenador quien no cuenta con él, pocos o nulos minutos de juego le ha otorgado y esto para un jugador de su calidad puede ser hasta infame, más aún si se tiene en cuenta que el Real Madrid ha fichado a Marco Asensio, un jugador joven y de muy buena calidad que pretende ganarse un puesto en el equipo, precisamente en la posición de James Rodríguez. Por varias razones, el joven español lleva todas las de ganar.
James Rodríguez tiene un valor de mercado de $80 millones de euros y se rumora que el Real Madrid espera venderlo por no menos de 60, muy a pesar de su presidente, Florentino Pérez.
Don Floren es un maestro de los negocios, y siendo el club que preside una entidad multimillonaria, sabe de la necesidad de establecerse en regiones estratégicas, es decir, en Suramérica. Si bien Marcelo como brasileño ocupa la sucursal del Amazonas, Florentino es sabedor de que James es su entrada directa a Colombia y sus alrededores, tal cual es Keylor Navas para el Caribe completo.
Esto, aunado a la situación de la sanción FIFA que podría dejar al equipo merengue sin poder fichar por al menos un año, pone en una disyuntiva tanto al director deportivo -Pérez- como a su director técnico -Zidane-, este último no lo quiere y el primero le necesita.
Lo cierto es que, si no venden a James antes del cierre del mercado de verano, el Real Madrid corre el riesgo de depreciar el valor del colombiano para una futura venta y el jugador corre el riesgo de perder ritmo competitivo y a su vez opciones de futuras ofertas, y por si fuera poco, el polvorín en el vestuario... una bomba de tiempo.