Dependencia tecnológica: ¿Adaptabilidad evolutiva del futuro?
"Tous les hommes sont mortels" exclamo la filósofa Simone de Beauvoir en su novela por el mismo nombre. No cabe duda alguna de que esta premisa es correcta, a final de cuentas nadie vivirá eternamente. Sin embargo, ¿Hasta qué punto el ser humano estará dispuesto a alterarse física y/o cognitivamente para evitarlo, es decir, ¿El ser humano, por supervivencia o por razones más individuales, hará algo por no morir? El primer paso de la tecnología a la vida humana llego a inicios de la Primera Revolución Industrial cuando cambio todo el proceso de producción a escala. Con ello altero la visión del uso interminable de la mano del hombre en el trabajo mediante la utilización de los medios de producción dejando una concepción en la cual el medio era el que producía al mismo tiempo, ya no era al cien por ciento la mano del ser humano.
El gerontólogo biomédico inglés Aubrey de Grey busca abolir los problemas que causa el envejecimiento de las generaciones presentes y por venir pronosticando que gracias a los logros que espera obtener nuestra mortalidad alcanzará los mil años. Al mismo tiempo se están desarrollando actualmente propuestas ambiciosas a largo plazo como la Iniciativa 2045 financiada por el ruso multimillonario Dimitry Istkov que, usando la máxima expresión de las palabras, quiere conseguir la inmortalidad humana para el año 2045 poseyendo un plan de acción que inició desde el año pasado. La Iniciativa 2045 incluso va más allá de la inmortalidad agregando el querer conseguir la transferencia de nuestra consciencia a una base de datos para ser el software que solo cambiará de hardware cuando este último caduqué. Activistas del "ciborgismo" como el activista ciborg británico Neil Harbisson, quien posee una antena osteointegrada en su cráneo, buscan trascender la percepción humana mediante el uso de tecnologías innovadoras.
Su compañía, de la cual es cofundador, ha diseñado el eyeborg que le permite escuchar el color a las personas que estén dispuestas a ser ciborgs. En su caso la antena, que considera una parte de su cuerpo, le permite percibir colores infrarrojos y ultravioletas, recibir imágenes o llamadas directamente a su cabeza. O incluso el Biohacking que utilizando avances tecnológicos busca ampliar las capacidades físicas y mentales de un ser humano. El ejemplo de esto sería el Circadia, un dispositivo implantado que da a conocer datos biomédicos transmitiéndolos vía bluetooth al usuario que quiere conocer sus pulsaciones por minuto o su metabolismo al instante.
Disciplinas de la Ciencia como la nanotecnología, la neurociencia, la informática, la biotecnología, la genética y la robótica ponen en evidencia y prometen ser las materias del conocimiento humano en el futuro de acuerdo a los avances científicos y tecnológicos obtenidos de las mismas en los últimos años. Basado en estas disciplinas en conjunto con las propuestas y fundaciones mencionadas, se hablará de implantes neuronales, prótesis biónicas, mejoramiento de la percepción sensitiva, inteligencia, no solamente artificial, sino transhumana, transferencia mental de información e incluso una red neuronal que enlazará los cerebros tal y como lo hace el internet actualmente con los smartphones. Será la cotidianidad del futuro hablar con alguien en nuestras mentes sin necesidad de gesticular palabra alguna, será la cotidianidad ser la fusión entre biología y tecnología.
Cada una de estas propuestas e iniciativas forman parte de una ideología futurista que está comenzando a influir en el pensamiento crítico tanto de las generaciones presentes como pasadas. Estamos hablando del Transhumanismo: ideología que busca perfeccionar al ser humano tanto intelectual como físicamente para extinguir su imperfección. Aparenta ser el inició exacto para una novela de ciencia ficción, sin embargo es tan comprobable como la aplicación de la Física Clásica a la órbita de los planetas.
El humano, a lo largo de la Historia, ha sido impredecible y cambiante ideológica y religiosamente: Paso de las creencias helenísticas como la búsqueda de las causas de la felicidad del ser humano a sus orígenes intelectuales en el Renacimiento retomando el humanismo de la Grecia Antigua. Comenzó describiendo la naturaleza con observaciones empíricas al igual que sus causas hasta llegar a sí mismo, al origen del ser humano. Ahora, influenciado por su época en la cual la dependencia tecnológica está en crecimiento no busca definir solamente el origen de su existencia o las causas que lo provocaron tanto subjetiva como objetivamente, mediante la razón y la superstición, sino ser factor intrínseco de su trascendencia.
Fundamentos bioéticos entrarían en contra de esta trascendencia humana mediante el uso de tecnologías emergentes y futuristas puesto que atenta contra una concepción tradicionalista de la vida. La justificación de un transhumanista radicaría en el hecho de que sucedería todo lo contrario: beneficiará a aquellos que quieran trascender tanto física, intelectual y emocionalmente. Sería una especie de aprovechamiento del miedo del ser humano por no dejar un legado y morir.
El Transhumanismo, conjuntado a los avances exponenciales de la ciencia, está comenzando a definir lentamente el futuro. Nuestro futuro se verá determinado y moldeado por los avances tecnológicos y científicos que jamás cesaran en las próximas décadas, esto implicará el aumento de la dependencia tecnológica que ya nos conforma como seres humanos. Esta dependencia al ir creciendo nos incitará cada vez más a moldearnos voluntariamente en un anhelo de perfección. ¡Darwin, no sé qué pensar al hacerte saber que la selección natural no será nuestro medio de evolución directo en el futuro!
Cabe destacar que somos la especie menos adaptada a su entorno puesto que hacemos lo contrario; adaptamos el entorno a nosotros en la medida que nos beneficié física e intelectualmente. En aquel futuro la adaptabilidad evolutiva será basada en el desarrollo tecnológico que consigamos implementar a nuestro cuerpo y mente. La herencia morirá puesto que la alteración genética nos permitirá moldear a los seres humanos de las futuras generaciones. La ética y la moral se adaptarán, no dudo que se adapte a una sociedad que acepte el nacimiento in vitro.
La especie dejo de evolucionar naturalmente desde el surgimiento de la ciencia de la cual, en mi opinión, se deriva la tecnología. Y no estoy refiriéndome a optar por posturas bioéticas radicalistas, sin embargo tampoco hago mención de que nosotros como humanidad nos permitamos desintegrarnos de nosotros mismos, es decir, querer ir más allá de una existencia humana. Nuestra especie, impulsada por sus deseos de conocimiento, ha buscado y encontrado explicaciones a la realidad y las cosas tanto tangibles como intangibles para sus sentidos. Hemos encontrado el mejor medio para sobrevivir: la tecnología y la ciencia los cuales son factores inherentes del conocimiento y el pensamiento racional del ser humano.
Si estas dos últimas no se basan en lo correcto, lo justo y equitativo nos destinará a la muerte, algo que estuvo al borde de suceder en la Primera y Segunda Guerras Mundiales. Más allá del deseo por alcanzar la inmortalidad o perfeccionar física e intelectualmente el cuerpo humano será la moral algo que la mayoría no comprendemos, la variable que determinará las decisiones de la humanidad con respecto al uso que le dé a la tecnología y la ciencia, considerando los avances en las ciencias que han crecido exponencialmente en los últimos años.
Es cierto que el ser humano llega a ser egoísta en situaciones de crisis impulsado por un instinto de supervivencia primitivo. Una correcta visión humanista nos llevará sin el uso de la fe en seres omnipresentes a un camino correcto que además de prolongar la existencia de cualquier ser humano en la Tierra se mejorará optimistamente como especie sin caer en delirios de crisis. Claro está que la selección natural se ha ralentizado totalmente permitiéndome afirmar que nuestra especie, naturalmente, no ha evolucionado como las demás especies ya que ha bifurcado su adaptabilidad y evolución a través del desarrollo, uso e implementación de la tecnología tanto en su anatomía como en su vida cotidiana. Si se buscará una trascendencia esta deberá basarse en un humanismo objetivo, concreto y desfasado de la impulsividad primitiva.
Pocas respuestas y muchas preguntas dejan el futuro de la humanidad; le pregunté a mi mamá si estaba dispuesta a ser inmortal si tuviera la oportunidad y me dio un rotundo "si" como respuesta. El tiempo, factor de la entropía, razón de nuestra muerte, nos dirá que le aguarda al futuro de la especie, nuestra especie de la cual jamás, eso espero, dejaremos de formar parte. El futuro nos depara una ceguera constante y lo único que nos permite ver un poco de él son los avances tecnológicos y científicos que a lo largo de la historia han mejorado y adaptado constantemente al ser humano en su situación existencial. Hoy hablamos del internet como algo cotidiano, tal vez mañana hablemos de células madre que aumenten nuestra mortalidad de vida y no nos percatemos de lo sorprendente que es.