El viaje que siempre comienza
Parece ser un hecho repetido, un círculo vicioso, guiado por nuestros miedos más profundos, gritamos al cielo en busca de respuestas, quizás una guía, en busca de un sentido, que pueda compaginarse con nuestras situaciones.
Muchas veces, parecen reclamos solitarios, que no llegan a los oídos de nuestras deidades internas y personales, eso nos hace caer, ceder ante los deseos más profundos, es un tanto hipócrita, más bien, ignorante, estamos dejando pasar la mejor explicación, el mejor consejo, ese que rogamos al cielo, la vida y a la suerte.
El problema se vuelve problema, cuando tiene forma de solución, pues aun allí, dejando de lado todas las pretensiones que parecen mudas y carente de sentido, por lo menos un sentido que nos parezca útil, y lo admito, el noventa por ciento de las veces, dicha solución está allí, visible, brillante y llamativa, pero nosotros decidimos no ver, dejar pasar.
El problema es de fuente, no son las situaciones, los obstáculos o los problemas, somos nosotros, y nuestro lenguaje es el miedo, ese que no te deja mover y actuar, ese que te limita el pensar, ese que ofusca y quiebra corazones, Queremos salvación, y allí esta, frente a nosotros, obstaculizada por el miedo a fallar, ser insuficiente, traicionarse y muchos más, dicen que la vida es un viaje y estoy seguro de que así es, el paso más difícil para emprender el camino, es el primero, superemos ese, y el resto será lo que siempre debe ser un viaje... un paseo.