México se viste de luces; clásico español desplaza al nacional
Durante la última década, la baja competitividad que han mostrado las famosas Chivas del Guadalajara y la falta de figuras identificadas con la camiseta americanista, han dado un golpe a la expectativa que generaba el clásico nacional cada temporada. Los aburridos empates y la pasión contraída han provocado que un clásico no sólo español, sino internacional, como el Barcelona contra Real Madrid, se posicione mejor en las preferencias de ciertos sectores económicos de la sociedad mexicana, desdeñando gradualmente al clásico nacional.
PRODUCTO DE CALIDAD
Apuntábamos que el partido más importante de la liga española goza de plataformas televisivas internacionales y medios de promoción envidiables que conllevan a que el aficionado se enganche y tome partido, ya sea con los catalanes o los merengues, sin embargo, es preciso comentar que en un país como México, las empresas cerveceras ya forman parte de ese patrocinio, dado que es evidente que el consumo de bebidas embriagantes y la atención del aficionado se exalta durante los horarios de partido de estas escuadras. No es casualidad ver los bares y restaurantes a tope durante el clásico español, en tanto, el América contra Guadalajara ya no luce tan interesante.
En España, esa pasión del aficionado se transmite al campo, donde los futbolistas verdaderamente se rompen el alma para salvar el orgullo, por lucir invencibles ante más de 90 países atentos al partido, a que los vean más de 700 periodistas que acuden a cubrir la nota, a ser parte de la globalización; Salen a sentirse dueños del espectáculo y a burlarse del perdedor, que seguramente no habrá a quién le duela más la derrota que a Messi o a Ronaldo.
EL PORQUÉ DE LA MEDIOCRIDAD
Aún en los noventas, Chivas contaba con la mejor cantera del país y era el referente de la selección mexicana de futbol en aportación de jugadores. Los mejores futbolistas nacionales jugaban en Chivas, o al menos eran elementos insignia, que la afición relacionaba y que casi era imperdonable que jugaran en el equipo de Coapa. Inclusive, hasta nuestros días, hay jugadores que son repudiados por la afición caprina por anteponer el dinero y largarse a jugar al América, como Ramón Ramírez, Pedro Pineda y Gustavo Nápoles.
En tanto, en América ya no existen figuras que suden la camiseta y lleguen para quedarse, ahora se les conoce sólo como mercenarios. Imposible que Oribe Peralta se equipare al amor que tenía por la camiseta Gonzalo Farfán, que lleguen refuerzos como Antonio Carlos Santos, o que existan ofensivos fieles y letales como Luis Roberto Alves Zague o Carlos Reinoso; Hoy, en América ni siquiera están los mejores extranjeros de la liga, como se acostumbraba de antaño, ya ni sus detractores suspiran por hacerles daño.
Es palpable que días previos al partido, las televisoras tratan de calentar el partido para crear expectativa y por ende, rating para la transmisión, empero, ya resulta redundante, soso y de mal gusto seguir contemplando las mentecatas apuestas entre Sergio Corona y El Loco Valdez, o los dimes y diretes de Coque Muñiz y Adrián Uribe, más las publicaciones nefastas en Twitter de seudofamosos que tratan de hacer publicidad gratis, o la crónica del partido vociferada por El Pollo Ortiz en Televisa.
LA PASIÓN CON CALIDAD DE IMPORTACIÓN
La repercusión del enfrentamiento entre el Barcelona y el Real Madrid entre los aficionados mexicanos demuestra el gran impacto y el creciente interés de la Liga BBVA en mercados que parecían inalcanzables. En México, a pesar que la transmisión televisiva llega a través de televisión de paga, se está consolidando en diversas clases sociales que pueden invertir para contratar la transmisión del partido o destina parte de su presupuesto a pasarla bien en un bar o restaurante y hasta para comprar la indumentaria original de estos equipos.
Y es que todo contribuye para que el clásico español se vista de luces. El juego bonito, la identificación con la grada, el respeto a quien paga un boleto, el amor por la cantera, los glamorosos contra los prácticos y los mitos, son los ingredientes que alimentan el relato. El clásico español formará parte de una historia eterna. En contraste, el América – Chivas es proclive a desaparecer si Guadalajara desciende categoría.
Seremos testigos si el Madrid resurge de las cenizas y se sigue haciendo odiar, o veremos si el Barcelona le da la estocada final y le pone el zapato sobre la cabeza. Esperamos un clásico caliente, con garra, patadas, jugadas mágicas y demás. Todo el mundo se vuelve loco por el Barcelona – Madrid.
En tanto en México, la apatía, lo burdo del marketing y la mediocridad en la cancha provocarán la caída del partido hierático. Es probable que en unos años el clásico nacional no le interese ni a José Ramón Fernández.