Movilización peligrosa, balatas calientes, forman parte de la vida del reportero gráfico de la sección Policíaca. Hay que llegar en el momento preciso, cuando la sangre corre fresca, evitando que la arrogancia policial nos impida conseguir la fotografía que acompañará la nota de ocho columnas.
Las calles en México simulan un rastro clandestino. Desde mediados de la década pasada hasta los presentes, más de 300 mil personas han muerto ejecutadas en las calles por células del crimen organizado, lo que conlleva a la pérdida del asombro y la deshumanización de la población. En México es común presenciar asesinatos, pero la efectividad para esclarecerlos, no.
Hay escenas de espanto dignas de recopilarse. La fotografía policiaca no enaltece a la delincuencia, sólo la transmite y la contempla. Aun así hay cientos de compañeros periodistas bajo tierra, así como activistas de derechos humanos que han sido ultimados o desaparecidos; México arrastra mayor cantidad de muertos que los países involucrados en guerra.
Muchos reporteros gráficos han quedado en medio de la lluvia de balas. Como refugio, sólo queda tirarse al piso y tratar de conseguir un par de fotografías a riesgo de ser confundidos con el enemigo. México es el quinto país con mayor número de periodistas que han mordido el polvo. Algunos, por estar en el lugar equivocado a la hora equivocada, otros, por representar un estorbo al corrupto sistema político nacional.
En México la justicia es para quien puede pagarla, igual que la salud y la educación
En la última década han sido asesinados 180 periodistas y 17 han desaparecido. Sólo por detrás de Malasia, Bangladesh, Burundi y Venezuela. El paraíso de la barbarie en nuestro país se encuentra en Veracruz, seguido por Durango y Sinaloa. Un caso reciente que conmocionó, Rubén Espinosa Becerril, reportero veracruzano amenazado por Javier Duarte, Gobernador de Veracruz, apareciendo el reportero asesinado en el Estado de México. En dicho episodio, las televisoras montaron una historia en la que Espinosa presuntamente pertenecía a un grupo del crimen organizado y se trataba de un “ajuste de cuentas”.
Existe un dicho con mucha veracidad: “En México la justicia es para quien puede pagarla, igual que la salud y la educación”. Según datos expresados por el propio Gobierno Federal, sólo tres de cada 100 casos de homicidio del fuero federal son resueltos, de esta forma, queda claro que en este país llevar la crónica de un hecho sangriento puede costar la misma sangre del que la redacta.