El eterno retorno al gimnasio: Una montaña rusa de emociones
En un mes me recupero... Mito total
He sido fanático del ejercicio y los deportes desde que era niño. Ahora, con más de 30 años, puedo decir que sigo en ello, aunque la constancia a veces se convierte en mi enemigo. Empecé a levantar pesas a los 17 y, salvo algunas pausas inevitables por trabajo, fiestas, familia y, seamos honestos, pura flojera, he tratado de mantenerme activo. Pero hace un año, esas pausas se volvieron más largas, y mi relación con el gimnasio se enfrió.
Mantener una rutina diaria suele ser la clave: la adaptas, la manejas a tu antojo, y encuentras tiempo para todo. Todo marcha perfecto... hasta que deja de serlo.
1. Los primeros días de ausencia
Al principio, te convences de que volverás al siguiente día. Es más, estás absolutamente seguro de que mañana regresarás. Pero, de repente, han pasado dos semanas. Sigues en negación, con la "certeza" de que mañana sin falta irás. Spoiler: no lo haces.
2. La Aceptación
Llegan las tres semanas y, aunque te molesta admitirlo, sabes que no vas a volver pronto. La báscula empieza a traicionar tus buenos recuerdos. Subes de peso, te irritas... pero tampoco haces nada al respecto. La dieta, ¿qué es eso? Poco a poco te resignas. Abres una cerveza sin remordimiento, le entras a los chips con salsa mientras ves fútbol, y al cabo de unos días ya no es solo una cerveza. Ahora es una rutina.
3. ¿Disfruta tu panza?
Acepta la realidad: esa panza es tuya. Si algo hay que reconocer es que te la ganaste. Disfrútala, porque te ha costado (en tiempo, esfuerzo y dinero). Pero no te encariñes demasiado...
4. El "Dad Bod" no es atractivo
En Estados Unidos, existe esta tendencia llamada "Dad Bod". Según ciertas encuestas, es un cuerpo que resulta atractivo porque combina algo de músculo con un toque de descuido. Pero seamos sinceros: a menos que seas millonario o Brad Pitt, el Dad Bod no es tan sexy como quisieras pensar. En resumen: es una excusa peligrosa para no hacer ejercicio. El diccionario urbano lo define:
Dad Bod es un tipo de cuerpo masculino descrito como "ligeramente redondo". Esta basado en la teoría de que una vez que el hombre ha encontrado una pareja y ha sido padre de un hijo(a), no necesita preocuparse de mantener un cuerpo esculpido y/o atractivo
En realidad, hay miles de definiciones, dependiendo de cómo cada definición se adapte a cada individuo. Ejemplos de famosos con "Dad Bod": Adam Sandler, Seth Rogen, Juan Camaney, o hasta Huicho Dominguez (bueno, no tanto asi).
A menos que seas millonario, o seas Brad Pitt, el "Dad Bod" no es atractivo!.
5. El Regreso
Ha pasado un año y decides volver al gimnasio. Pero algo ha cambiado... o al menos eso sientes. Crees que todos te miran, que te juzgan. Te invade una especie de paranoia: ¿sigues perteneciendo al club de los fit? La respuesta llega rápido cuando ni siquiera puedes subir las escaleras con dignidad o llegar al bebedero de agua sin jadear. Bienvenido a la realidad.
Luego de los primeros minutos -que parecen una odisea-, empiezas a notar cosas nuevas. Por ejemplo, las mujeres del gimnasio parecen más atractivas que las que frecuentas en los bares. (Nota mental: cambiar de bares urgentemente). Claro, muchas van maquilladas como si fueran a una pasarela. Y, por otro lado, los hombres han adoptado modas curiosas: barbas al estilo Cast Away (gracias, Tom Hanks), peinados rapados con lo que presuntamente es una cola de caballo (aunque parece cualquier otra cosa). En fin, la moda es de quien la acomoda.
6. "En un mes estoy bien mamado": Mito total
Dicen que el cuerpo tiene memoria, pero el mío parece haber desarrollado amnesia crónica. Un mes después de regresar al gimnasio, el progreso es mínimo. Pero bueno, Roma no se construyó en un día, ¿verdad?